Se ha vuelto común entre amigos que cuando están en el café siempre hay
uno que está “pegado” al teléfono actualizando su estado en Facebook o
en Twitter, grabando un video o tomando fotos para subirlas a internet
en el momento, sin embargo, poco participa en la conversación, el café
se enfría y se “pierde” de la charla, hasta que otro compañero le avisa,
vía red social, que ahí están.
“Internet nos ha hecho muy
sociales y al mismo tiempo muy antisociales, lamentablemente ésa es la
consecuencia de la interacción a través de la tecnología”, señala el
especialista.
Incluso, al caminar por la ciudad es fácil detectar
quien sufre del síndrome del teléfono inteligente: andan por la calle
con la cabeza inclinada y la vista fija el teléfono celular que sujeta
en las manos.
Todo en exceso es “malo”: el café, el cigarro y
hasta las redes
sociales e internet. Se inicia en la página de un
periódico, de ahí a un video en YouTube, después a la red social, luego a
otro enlace, y cuando menos lo piensa ya han pasado dos horas.